Por: Catalina Betancur Álvarez
Hemos venido desde hace unos años escuchando y percibiendo como la revolución de la información y la tendencia a lo digital se tomaban cada vez más foros de discusión y sobre todo se volvían parte de la estrategia empresarial, pero hoy y basados en la nueva normalidad (post COVID19), vemos como la tecnología y la información, son la pieza clave para darle continuidad a los negocios que sobrevivirán y trascenderán en el futuro.
El mundo habla digital y las empresas que lo entiendan y lo adopten como parte fundamental de la organización podrán tomar mejores decisiones.
Para que esto se dé es importante entender la importancia del gran desafío que tenemos hoy, en donde el Big Data y sus paradigmas afectan a todos los actores de la organización, en todas las áreas funcionales, por lo tanto es necesario bajar los datos para transformarlos y que se obtenga conocimiento, buscando que se adapte a una metodología de trabajo y así se obtengan los mejores resultados. Con la implementación nos enfocamos en el por qué suceden los datos y no al dato bruto.
Los cambios digitales a los que nos hemos enfrentado en la última década y sobre todo la disrupción digital de este año, nos encamina como sector inmobiliario a adaptarnos a un cliente diferente, en donde la presencialidad remota nos generara el reto de ser capaces de cautivar un cliente que está a cientos de kilómetros y creé en nuestra capacidad de análisis de datos, de conocimiento de mercado y de generación de valor.
Debemos dar el paso a evolucionar el negocio inmobiliario, redefiniendo como negocio tradicional todo lo que comúnmente se identificaba en una inmobiliaria y volcarnos a un desarrollo inteligente donde ampliamos el campo de acción y el inmueble pasa a un segundo plano. Con el manejo de Data, se debe buscar identificar valiosos clientes, nuevas oportunidades de crecimiento, predecir tendencias futuras, y sobre todo leer las necesidades del cliente fundados en preferencias, conociendo sus requerimientos técnicos, de mercado, analizando qué audiencia quiere atender o que rentabilidad espera obtener, para así, prospectar inmuebles correctamente, todo desde una administración de dataming consiente y efectiva.
Por lo tanto, la diferencia de una empresa que integra un sistema de BI con una que no lo hace, es que la primera tendrá una ventaja comercial por conocer sus debilidades y fortalezas frente a la que repite sus problemas por no tener un sistema que le permita identificarlos.
No es tarea fácil pero debe hacer parte de la visión y de los objetivos corporativos que la gerencia establezca para responder a los requerimientos de un cliente mucho más complejo y cambiante y a un entorno marcado por la incertidumbre.
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